¿Qué pasa en nuestro cerebro
y en nuestro espíritu cuando pensamos en el socialismo? Pensar
en el socialismo
significa involucrar el pensamiento en algunos apuros, que, dicho sea de paso,
muchos prefieren eludir. Es inevitable,
primero que todo, dar al traste con el sesgo histórico del concepto y
del fenómeno, del mito de las viejas luchas y de los viejos héroes, empezando
por la de Espartaco hasta la del Che
Guevara, Fidel Castro, y Chávez.
Luego, las grandes
revoluciones y las doctrinas hasta que aparecen en el horizonte nuestras
pequeñas grandes luchas, nuestras ideas,
aparece lo nuestro, hasta que el socialismo
comienza a ser la manera de defender lo nuestro al tiempo de defender el
derecho a mejorar siendo lo que somos. Entre aquello que es nuestro está
nuestra libertad, nuestra independencia, nuestra identidad, nuestra cultura,
nuestros orgullos, nuestra dignidad, nuestra integridad, nuestra salud, nuestra
vida, nuestros sacrificios y el de nuestros antepasados. Para los que heredamos
el sufrimiento de las luchas pasadas con sus cárceles y sus torturas. Entre
aquello que es nuestro está nuestra fe, nuestra esperanza, nuestros sueños,
nuestros amores perdidos en el disiparse cotidiano de la tarea incumplida y que
afanosamente se convierte en obsesión. Entre aquello que es nuestro está
nuestra paz, nuestros hijos y nuestras felicidades. Alcanzar la victoria es
recuperar los hijos, el amor y la felicidad aunque para el que observa resulte
ser demasiado tarde. Alcanzar la victoria llena de sentido el sacrificio
quitándole es peso que cierra nuestros parpados.
Cuando pensamos el socialismo es
como si nos asumimos en lucha, nos hacemos críticos, muchas veces hasta
cansones incluso para nuestros compañeros, amigos y familiares, hasta la
saturación. Asumimos la tarea de la denuncia como propia. Nos sabemos en
peligro y asumimos el sacrificio personal como una posibilidad cierta, siempre
latente hasta que a muchos les sobreviene sin sorpresa alguna.
Cuando pensamos el socialismo nos
encontramos con el antiimperialismo y la
defensa contra la prepotencia mundial: terrorismo verdadero es el del gobierno
norteamericano y sus aliados.
El socialismo es
para nosotros por ejemplo indigenismo y la lucha en defensa de la naturaleza y
la continuidad de la vida humana.
Cuando pensamos el socialismo
vienen a la mente la crítica económica y la necesidad de nuevas formas de
propiedad que permita construir un desarrollo verdadero que parta de nuestras
capacidades y de nuestra relación con la naturaleza. Que parta de nuestra
actividad humana preponderante.
Vemos la burguesía con su
inmoralidad avara y mezquina, vemos la flojera de trabajar de los burgueses
coloniales que quieren hacer fortunas a expensas del Estado, vemos a la
burguesía floja y parasitaria que no quiere trabajar. Nos encontramos
criticando el sistema capitalista y sus injusticias.
Pensamos muchas cosas:
reforma de la educación como hecho y como proceso, revolución ética, sociedades
sin clases, etc., pero, poco pensamos en lo que el hombre y la mujer común
esperan del socialismo, no
pensamos en lo que ofrece el socialismo:
abolir el reino de la injusticia, la asimetría, el sufrimiento y la desigualdad
social, romper el secuestro de los recursos que unos pocos se apropian en
detrimento de las inmensas mayorías, de los pobres y de los obreros,
garantizarle a la mayoría pobre y obrera el acceso a esos recursos tan
necesarios para transformar el modo de vida y alcanzar realización, para mejorar
las condiciones vitales existenciales de los desvalidos, de los pobres, de los
excluidos y de los oprimidos del modo de vida capitalista burgués.
La política social
adelantada por el Comandante Chávez, vale la pena comprenderlo, es socialista,
primero porque rompe la dominación hegemónica y monopólica que los opresores
del mercado tenían sobre los obreros y sobre pobres y segundo porque se alza
como la primera acción de la aspiración revolucionaria de transformar el Estado
para derrocar la injusticia. Porque rompe la dominación hegemónica y monopólica
del imperio y su burguesía lacaya, parasita y floja es que se revuelve el mundo
por sus reacciones violentas y terroristas tendientes a la demolición de la
esperanza para reimplantar al ser humano a su anterior estado de servilismo y
sumisión oscura.
Por ejemplo la Misión Negra
Hipólita se lanzó a recuperar lo que para el pensamiento burgués puede
considerarse desperdicio social: la indigencia conformada por seres humanos
victimas del desempleo, el analfabetismo, la droga y el alcoholismo. Esta
misión recuperó un importante de número de seres humanos que ya han sido
reincorporados a la vida social normal incluso hasta el punto de restablecerlos
a sus anteriores hogares violentados y desestructurados.
La misión Ribas completó el
gran esfuerzo por vencer el analfabetismo en nuestro País, la Misión Sucre dio
fluidez a la vida escolar de cientos de miles de venezolanos, me atrevo a decir
millones. La idea de las aldeas universitarias es en sí misma una gran
revolución, de hecho en el campo de la educación, concretamente en el campo de
la reforma al sistema educativo. Muchos jóvenes y adultos han cursado estudios
universitarios y pueden prestar sus servicios en sectores del mercado laboral
que hace diez años eran impensables.
Madres y padres de familia
han podido elevar así la calidad de vida de sus familia, si no directamente en
el plano económico si en el plano de la autoestima familiar y la salud
emocional de las familias. La Misión Madres del Barrio rescato a las niñas
venezolanas víctimas de un decadente modelo educativo, la degradación de la
familia, el efecto de los contravalores implantados por la televisión y el cine
que promueven la cultura del sexo, la prostitución, las drogas y la violencia. Muchos
niños hijos de niñas tienen hoy algo de ayuda para sobrellevar las dificultades
propias del tipo de nacimiento con el que vieron la vida.
Nuestros viejitos y viejitas
tienen cobertura de la seguridad social con su incorporación al sistema de
pensiones, la ley orgánica del trabajo hoy protege realmente al trabajador,
aunque falta mucho por hacer para mejorar sustancialmente las condiciones laborales
de nuestros trabajadores.
Los CDI, SRI, BARRIO ADENTRO
y clínicas populares le dieron acceso a los pobres sin trayectoria laboral
formal, gentes mal contratados, subempleados, obreros que apenas ganan el
salario mínimo, a un aceptable sistema de salud dirigido en primer lugar a
salvar a nuestros hermanos de las condiciones de peligro. El apoyo de Cuba ha
sido inmensamente valioso para el desarrollo del plan de garantizarles salud a
todos los venezolanos de escasos recursos. La situación que ataco la política
de salud del gobierno bolivariano no sólo ha beneficiado a la clase obrera y a
los pobres en general, una parte significativa de la clase media se ha
movilizado para disfrutar o usar el beneficio porque sencillamente la situación
con las clínicas y las compañías aseguradoras es de morirse.
La gran misión Vivienda
Venezuela vino a resolver el inmenso déficit en materia habitacional que sufría
el País, los venezolanos y extranjeros, inicialmente atendidos por causas de
desastres naturales que todos conocemos ya, fueron o son aún salvados de las
mafias constructoras y financieras que montaron verdaderas trampas en la venta
de terrenos, casas y apartamentos para todos los niveles de ingresos. A la
banca se le puso freno ante las estrategias de usuras en que caía todo el que
deseaba o necesitada comprar una casa o un apartamento. La banca se tragó gran
parte de los recursos de los constructores de buena fe. El gobierno bolivariano
salvó a un gran número de venezolanos y venezolanas que eran estafados por los
arrendadores que cambiaban e imponían aumentos a los alquileres a capricho y de
manera violenta.
Mercal y PDVAL con sus
variaciones rompieron el monopolio que existía sobre los artículos de la cesta
básica y cuyos precios eran subidos a capricho por sus productores para
presionar la caída del gobierno bolivariano. Sobrevino el control de precios
para proteger al consumidor de la especulación, luego vino el acaparamiento y
el desabastecimiento. El gobierno bolivariano ha importado alimentos de calidad
de nuestros hermanos países latinoamericanos y caribeños para garantizar la
seguridad alimentaria de los obreros y los pobres venezolanos que son usados
como fichas sacrificables en la lucha por restablecer la vieja hegemonía norteamericana.
El gobierno ha sido cuestionado por el porcentaje del consumo interno que es
satisfecho con la importación, algunos lo ubican en el 85%. La rabia del
gobierno norteamericano y de la burguesía parasita y floja es que esta
importación no se está haciendo como se hacía hace décadas desde EEUU, por lo
que no sólo se garantiza la seguridad alimentaria y se rompe la hegemonía
norteamericana sino que se contribuye al desarrollo de las economías nacionales
y continentales latinoamericanas y caribeñas, lo cual es muy útil a la
integración del Sur.
El planteamiento socialista no
puede confundirse con el burdo y vació populismo adeco- copeyano. En nuestro
caso se está apostando a un poder popular que se forma y crece en fuerza
política para profundizar la revolución. Revolución es transformación no es
reforma. El socialismo
venezolano se comporta como un mecanismo que viene abriendo brecha, rompiendo
la hegemonía, el monopolio y el oligopolio de una burguesía parasitaria y floja
acostumbrada a hacer negocios y enriquecerse con los recursos del Estado. Los
parásitos amarillos nos llaman ladrones porque tomamos, como revolucionarios,
los recursos del Estado y los usamos para el desarrollo de los que ellos
consideraban escoria o desperdicio social, lean en la revista la arbolada lo
que Rómulo Gallegos pensaba de los pobres del pueblo y entenderán por qué dicen
que somos ladrones al usar los recursos como los usamos, nos llaman ladrones
porque se acostumbraron a pensar que los recursos del Estado les pertenecían
para hacer negocios nacionales e internacionales. El socialismo
venezolano es un mecanismo liberador que viene dando acceso al pueblo a todos
los recursos que antes estaban restringidos para el enriquecimiento de unos
pocos.
La revolución salva a los
que están en condiciones vulnerables, rescata a los que antes eran escoria y
los reinserta a vidas normales con sus familias y amigos, rompe el monopolio que
habían montado en la producción de los alimentos de la cesta básica, rompe la
dominación de las compañías aseguradoras que hacían que la gente perdiera todo
o muriera en las puertas de las clínicas, rompió con la educación con esa
condición de obrero no calificado que les estaba impuesta a la gran mayoría, al
filtrar la educación universitaria, para mantener un gran ejercito de reserva
muerto de hambre y servil que les permitiera gozar de salarios ínfimos para trabajadores
que se veían obligados a trabajar desamparados totalmente. La revolución acabo
con las viejas historias de desalojos a golpes y patadas de la policía o los
tribunales. En general, para no seguir la línea del detalle, la revolución
rompe el monopolio, el oligopolio y las posiciones de dominio en los mercados,
la revolución rompe el control social a través del mercado.
El socialismo
ofrece acceso a los recursos a los pobres para los que estaban negados, ofrece
oportunidades para realizarse y vivir una vida mejor y más feliz, permite
disfrutar de un bienestar que ayudamos a producir, el socialismo nos
devuelve el poder y la conciencia de los derechos y libertades políticas, el socialismo
ofrece seguridad en materia de asistencia social, de educación, de salud, de
alimentación, de vivienda, de trabajo, de transporte y defensa de nuestra
soberanía nacional. El socialismo nos
ofrece la ventaja de siempre poder mejorar aunque empecemos la vida en la
pobreza más extrema.
Interesante. Pero si ese socialista NI RESPONDE EL CELULAR, se hace el musiu, estara trasmitiendo algun buen ejemplo?
ResponderEliminarCarlos Perez GRANITO DE ARENA.
Tremendo análisis de los logros en este proceso...Que no quede duda de estas alternativas , que tenemos que sentirlas y defenderlas para el progreso de la generación de relevo...Antonio este sera material para el semestre en la escuela de Derechos Humanos
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