Por.
Antonio Berrios
Una verdad que tiene
que estar por encima de cualquier verdad, en política, es que si bien la
Política puede ser entendida como un mecanismo social de solución de los
problemas colectivos de la sociedad, que escapan a las capacidades individuales
particulares, ningún problema podrá ser
resuelto si antes no se superan los problemas concretamente políticos. Los
problemas políticos de los actores de un sistema político son, o pueden ser, materiales,
sistémicos e ideológicos. Estas son las tres esferas de acción de cualquier
actor u organización política.
El problema de la
formación política tiene su epicentro en la esfera ideológica y es muy
importante tenerlo en cuenta porque tiene implicaciones en las relaciones entre
los actores e implicaciones que afectan el desenvolvimiento de los actores. Es
decir, es un problema ideológico que tiene implicaciones materiales y
sistémicas. Problemas de identidad ideológica en términos de tendencias y
corrientes por ejemplo que afectan el diseño de una gestión de gobierno en la
medida de si es o no consecuente con un programa político general y
comprensible para toda la militancia política; si se acerca a la corriente
dominante la militancia la acogerá y la respaldará pero si se aleja habrá
divisiones, escisiones, enfrentamientos e imposiciones, perjudicando la
gobernabilidad y la estabilidad del País.
LA RESPONSABILIDAD DE
LA FORMACIÓN POLÍTICA
Lo primero que tiene
que plantearse una persona que quiera dedicarse a La Política es ¿En
qué medida está preparada para asumir una posición importante en instituciones
y organizaciones políticas y tener un buen desempeño? Y de esa pregunta
inicial parte la cuestión de la responsabilidad de la formación política porque
al final de cuentas nadie llega a ningún cargo político sin desearlo y
procurarlo de todas las maneras posibles, por lo tanto si el punto inicial de
toda carrera política es la aspiración de la persona la primera responsabilidad
de la formación está también en la persona y no en ninguna organización. Las
organizaciones políticas tienen que disponer de su capital humano y lo harán
siempre en función de las capacidades concretas de sus políticos en el momento
de la promoción y no en función de sus capacidades potenciales. Formarse es
prepararse para asumir responsabilidades y aprovechar oportunidades.
EL PAPEL ESTRATÉGICO DE
LA FORMACIÓN POLÍTICA
Una buena parte de peso
de la formación está en la persona que desea dedicarse a La Política y que
tiene que estar preparada para asumir cargos de responsabilidad con la
expectativa de tener un buen desempeño. No tiene sentido luchar por una
oportunidad y una vez lograda cometer tantos errores que después nadie quiera apostar
a uno nuevamente. Ahora bien, las organizaciones también son responsables por
la formación y por las mismas razones, precisamente. Una organización que
procura conquistar espacios de poder, necesarios para cumplir con un programa
de acción política, le pide el voto de confianza al pueblo en las elecciones
para cumplir con parte de ese programa pero si la organización desea cumplir el
programa totalmente, lo cual generalmente requiere de más de un período, no
puede defraudar la confianza del electorado colocando a personas sin
preparación en puestos de importancia estratégica, que cometan errores, que no
se sepan conducir, que se corrompan fácilmente por la falta de principios, que
abusen del poder y de la autoridad, que sufran mutaciones ideológicas una vez
que estén en el poder y en definitiva que ofendan la confianza del pueblo.
La responsabilidad de
formarse es de la persona pero las organizaciones deben colocar a la
disposición de la militancia recursos y herramientas útiles para la formación,
no para todos, sino para aquellos que manifiesten verdadero interés. Es decir,
hay que desarrollar una estructura de formación que le brinde a la militancia
recursos y herramientas pero deben ser las personas las que vengan a buscarlas
y sobre esas estructuras es que debe iniciarse toda promoción política.
LA SERIEDAD DE LA
FORMACIÓN
Los vicios son
exorcizados del espíritu humano por obra de la formación. La flojera, el
facilismo, el sobre merecimiento y el oportunismo deben ser exorcizados del
espíritu del político y por esta razón el corazón de la formación debe estar en
la lectura, la investigación y el análisis crítico de todos los tópicos que
componen la política en todos sus niveles. El político debe dedicar tiempo de
su vida, todos los días, a la formación permanente; debe tener un conocimiento
por lo menos básico de la realidad política y su entorno histórico social y
esto lleva tiempo.
Los políticos malos
fueron en un principio aprendices flojos, facilistas y oportunistas que creían
que se merecían todo porque sus habilidades naturales eran más que suficientes
para lograr sus objetivos.
La falta de formación
es la causa de la mentira, la manipulación y del populismo como metodologías
políticas.
La formación es un
asunto serio que merece respeto por parte de los políticos y este respeto debe
mostrarse en una dedicación diaria y permanente como parte fundamental de toda
la carrera política.
Los videítos hay
dejárselos a los muchachos como primer contacto con las nociones políticas e
históricas. La formación debe hacerse a base de la lectura y discusión de libros,
historia, filosofía, economía, sociología, psicología y Política. Los políticos
deben dominar el conocimiento de las principales ideologías para reconocerlas
operando y poder actuar adecuadamente en favor del país y de su causa.
Plantearse la formación
en base a videos y películas es reconocer frente a la historia que estamos
rodeados de flojos y oportunistas que no quieren valorar realmente el trabajo
del partido en la construcción del desarrollo, bienestar y paz nacional. Es
reconocernos a nosotros mismos flojos y faltos de carácter.
EL PERFIL DEL FORMADOR
El formador tiene la
tarea de mostrarles el mundo a los aprendices, el primer paso en todo estudio
es no saber, pero en política nadie quiere aceptar que no sabe cuándo no sabe y
por eso cada quien se sabotea a sí mismo al tiempo que sabotea a los demás y a
las estructuras de formación difamándolas y desacreditándolas difamando y mal
poniendo a los formadores.
El formador tiene que
mostrarles a los aprendices sus debilidades porque es a partir de ellas que
cada quien debe plantearse su propio plan de trabajo particular. Este asunto es
fácil de comprender cuando la gente quiere hacer ejercicios, tonificar el
cuerpo y rebajar la grasa corporal pero en política es súper difícil porque
requiere de humildad. La gente puede responder con rabia y violencia al momento
de que el formador le muestre sus debilidades y sus vicios, por lo que el
formador tiene que tener carácter para lidiar con todo tipo de situaciones
enfrentándose a la debilidad sin dañar a la persona.
El formador debe ser
formado, debe tener carácter y templanza para tratar con el aprendiz y debe ser
disciplinado, sistemático y accesible a los aprendices en todo momento.
Estas cualidades
indican que el formador no puede dedicarse a otra actividad que le quite tiempo
o le distraiga. La formación política debe ser entendida como una parte
esencial de la carrera política del formador y del que se forma.
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